Resumen:
Aunque el auge de las criptomonedas se dio por condiciones específicas del mercado norteamericano, su idea resonaba dentro del gremio de ingenieros desde hace algunos años. Cuando finalmente la visión que se planteó sobre las criptomonedas fue llevada a cabo, su concepto fue directamente relacionado con las monedas virtuales. Estas se caracterizan por su descentralización de toda entidad y autoridad financiera, son completamente anónimas, seguras y sin intermediarios.
Dichos elementos, al ser completamente diferentes a la dinámica que llevan las monedas con las que frecuentemente se realizan transacciones en el mercado, dificultan su estandarización contable. Sin embargo, se logró adaptar los términos conocidos y generales de este tipo de moneda digital y se logró construir una norma de ensayo que pudiera integrar cada una de sus cualidades, sin perder las condiciones o lineamientos propios de las Normas Internacionales de Información Financiera. Para conseguirlo, se analizaron los rubros que, de alguna u otra manera, compartían ciertas similitudes con las criptomonedas, como son: efectivo y equivalentes al efectivo, activos financieros, inventarios y activos intangibles.
Finalmente, nuestro análisis determinó que las criptomonedas no pueden ser consideradas efectivo ni sus equivalentes. No serán consideradas activos financieros. Pero, pueden ser inventarios o tener el mismo manejo de un activo intangible. ¿Nuestras razones? A continuación