Resumen:
La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica genera en el paciente una pérdida progresiva de la capacidad funcional hasta limitarlo en las actividades más simples de la vida cotidiana, lo que repercute en su calidad de vida.
Es importante conocer la valoración personal que el individuo realiza acerca de cómo la enfermedad y el tratamiento correspondiente repercuten sobre su estilo de vida, de acuerdo con su propia percepción e interpretación. Esta faceta subjetiva de
la morbilidad (gravedad percibida por el paciente) es lo que definimos como calidad
de vida relacionada con la salud (CVRS).
La Organización Mundial de la Salud define la Salud como el estado de bienestar físico, psíquico y social. Esta definición engloba a la persona en sus aspectos bio-psico-sociales . En un Paciente con EPOC su salud se ve limitada en todas 1 estas esferas, tanto física, Psicológica y social. En ellos la percepción de sus limitaciones genera un sentimiento de baja autoestima que pone en peligro su posición ante la familia y la sociedad, lo que puede producir por un lado, una disfunción familiar entendida como aquel proceso que impide cumplir sus funciones a la familia, de acuerdo con la etapa del ciclo vital en que se encuentra y en relación con las demandas que percibe de su entorno. Y por otro, una alteración en las relaciones sociales del paciente. Sin embargo, el tener un buen apoyo social, entendido como el grado en el que las necesidades sociales básicas son satisfechas, puede favorecer el manejo de la intervención preventiva, terapéutica y rehabilitadora de distintos problemas de salud, mediante el fortalecimiento de las relaciones intrafamiliares o el refuerzo de grupos de autoayuda. Tanto la salud física como la psíquica mejoran al aumentar el apoyo social .2
Es por ello que la enfermedad puede ser pensada como una alteración corporal y psíquica, que causa una crisis para la persona que la sufre. Ese es el momento en que se debe intervenir. Es necesario trabajar con las dificultades del propio paciente
y de su grupo familiar y social, para que los modelos de funcionamiento inadecuado
que llevaron a la enfermedad dejen de repetirse. Por consiguiente, el desarrollo de una enfermedad como esta altera la calidad de vida del paciente, asumiendo que el
concepto “calidad de vida” es complejo, global, inclusivo y multidisciplinario (Schwartzmann, 2003)3 . Este concepto aparece hacia los años cincuenta y tiene una gran expansión a lo largo de los años ochenta; su origen proviene, principalmente, de la medicina y se amplía rápidamente a la sociología y la psicología, desplazando a otros términos difíciles de operativizar, como “felicidad” y “bienestar”. Si bien el término es reciente como forma de preocupación individual y social por la mejora de las condiciones de vida, existe desde los comienzos de la historia de la humanidad (Rodríguez- Marín, 1995; Buela-Casal, Caballo & Sierra, 1996) . Inicialmente, este4 concepto se refería al cuidado de la salud personal; luego, se convirtió en preocupación por la salud e higiene públicas, se extendió después a los derechos humanos, laborales y ciudadanos, continuó con la capacidad de acceso a los bienes económicos y, finalmente, se transformó en la preocupación por la experiencia del sujeto, la vida social, la actividad cotidiana y la propia salud (Schwartzmann, 2003)5
Por todo ello, nos planteamos realizar un trabajo que nos ayude a conocer las características específicas de la enfermedad y cuales son los aspectos psicosociales de los pacientes que sufren esta enfermedad, teniendo en cuenta para ello, su calidad de vida, su apoyo familiar y social.