Resumen:
El cáncer es el crecimiento descontrolado de células anormales de cualquier parte del cuerpo humano; en el sistema hematopoyético se denominan “enfermedades hematoncológicas”(1); estas pueden acarrear diversas complicaciones dentro de las
cuales, las infecciosas son una causa importante de morbimortalidad, especialmente aquellos tratados con quimioterapia en esquemas de dosis intensivas. Estos eventos adversos propician una reducción importante de la calidad
de vida del paciente, así como un aumento significativo de los costos del tratamiento
(2).
Dentro de las complicaciones más frecuentes, la neutropenia febril (NF) es una de las más importantes. Se estima que los regímenes de quimioterapia se tiene un >20% de presentar esta complicación (2). La mielo-supresión, particularmente la neutropenia, se mantiene entre las principales toxicidades limitantes de la dosis de la quimioterapia sistémica, especialmente entre los pacientes con neoplasias hematológicas, la NF conduce a reducciones de la dosis y retrasos en el tratamiento,
lo que puede comprometer los resultados clínicos a largo plazo en tumores malignos
sensibles y potencialmente curables (3)
Los progresos obtenidos en la segunda mitad del siglo XX en el diagnóstico, tratamiento y curación de las enfermedades malignas en pediatría constituyen un logro significativo que puede asemejarse a otros alcanzados por la pediatría (4)
Todo esto ha significado que ahora en el siglo XXI en pediatría oncológica, existan más del 65% en posibilidad de curación, lo contrario a lo ocurrido antes de la década de los años 60-70. Pero con un incremento en las complicaciones asociadas al tratamiento, dentro de ellas las patologías infecciosas y en un gran porcentaje los eventos de fiebre y neutropenia. (4)
La disminución en las tasas de mortalidad infantil y los avances en la atención del recién nacido explican la importancia que está adquiriendo el cáncer pediátrico, a pesar de su baja ocurrencia.(5)